Cuando tu vida la juegan a los dados
Por Luis Gotte
En esta reducida extensión que conforma el conurbano bonaerense y donde vive el 40% de la población argentina, la vida urbana se entrelaza con el infierno en una danza compleja de contrastes. Detrás de las calles y luces del centro de las ciudades cabeceras del Municipio, con pintorescos paisajes, arquitecturas y diversidad cultural, yace una realidad inquietante: el barrio profundo del Conurbano Salvaje, una problemática que engloba inseguridad, violencia, narcotráfico, desempleo atravesado por una deficiente gestión política.
.- La inseguridad se ha arraigado en las calles de la mayoría de las Delegaciones Municipales del conurbano, afectando la calidad de vida de sus vecinas. Robos, asaltos y crímenes violentos son moneda corriente, dejando a la población atrapada en un ciclo de temor constante. Las fuerzas policiales luchan por controlar la situación, pero la falta de recursos, la corrupción interna, los vínculos con bandas criminales y con el Ministerio del Interior de cada gobierno complican su tarea.
.- La expansión del narcotráfico ha encontrado en el conurbano un terreno fértil para crecer en connivencia con políticos. Las redes de drogas han penetrado profundamente en la comunidad, atrapando a jóvenes en un ciclo de adicción y violencia. La falta de oportunidades y empleo, sumada a la desesperanza, ha dejado a muchos vulnerables a las garras de este oscuro negocio.
.- La ausencia de conducción política en los municipios del conurbano es evidente. Los Intendentes carecen de propuestas y programas que aborden los problemas fundamentales de sus comunidades. La falta de visión y la corrupción han erosionado la confianza de los vecinos en sus conducciones locales, generando un círculo vicioso de descontento.
.- El centralismo político bonaerense ha exacerbado los problemas del conurbano. Las decisiones se toman a menudo desde la capital provincial, La Plata, sin tener en cuenta las necesidades y realidades específicas de cada municipio. Esta falta de autonomía municipal impide la implementación de soluciones adaptadas a los desafíos locales. El Intendente solo es un recaudador de impuestos y de votos.
.- La concentración poblacional en las zonas del conurbano ha generado una demanda excesiva de servicios básicos como seguridad, educación, salud y transporte. Mientras tanto, en la región centro y sur de la provincia, la despoblación se ha convertido en una preocupación. Esta migración interna agrava las desigualdades, dejando a ciertas áreas sin el apoyo necesario para su desarrollo.
.- La corrupción política y judicial ha minado los esfuerzos por mejorar la situación en el conurbano. Casos de malversación de fondos públicos y manipulación de procesos judiciales han erosionado la confianza en las instituciones. Esta falta de transparencia socava cualquier intento de cambio real y perpetúa el ciclo de desconfianza. Mientras los Intendentes sean leales al gobernador de turno el Tribunal de Cuenta provincial mira para otro lado.
En conclusión, la dirigencia política ha convertido a esta región en un “Conurbano Salvaje”, una compleja amalgama de desafíos y crisis que requieren una atención urgente. La inseguridad, la expansión del narcotráfico, la falta de trabajo, la gestión política deficiente y otros problemas son síntomas de un sistema que necesita una transformación profunda. Solo a través de un esfuerzo colectivo que involucre a la sociedad civil, la conducción política y las instituciones intermedias, cooperando y colaborando para lograr una descentralización política, autonomía municipal, reconocimiento de nuevos municipios, cartas orgánicas, regionalismo productivo y una provincia más federal, solo así, se podrá comenzar a revertir esta situación y construir un futuro más prometedor para todos los bonaerenses.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro 2022