Con una retorica que supo expresar a un sector social cansado de las promesas de campaña de los partidos que gobernaron los últimos 8 años
Por Maximiliano Litardo
Hoy los datos reales ya no dan pie a las especulaciones, las urnas hablaron, la sociedad se expreso en democracia. Todavia no hay nada definido, pero si hay un favorito, que es Javier Milei, expresa una forma de ver y sentir de un sector importante de la sociedad. Las operaciones de prensa realizadas los dias previos a las primarias, no pudieron deribar esa intencion de votos, que tal vez Juntos por el Cambio veia como peligroso, lo cual no estuvo errado.
Los grandes perdedores fueron justamente Juntos por el cambio, que quedo empatado a nivel nacional con UxP.
La situación económica es seguramente es el factor determinante de este electorado que le dio la espalda a los partidos que figuraban como favoritos. Como bien lo expreso nuestro compañero Martin Lencina en su articulo de opinión, en los últimos 8 años la economía argentina fue empeorando, hasta llegar a la situación inflacionario actual que tanto daño le hace a la gente común.
Los grandes responsables de ese periodo fueron justamente Juntos por el cambio, con Mauricio Macri como presidente, que había ganado con el %51 y después lo sucedió Alberto Fernández (UxP) que gano también por mas del %40, ambos con una muy buena legitimidad social. Porcentaje que dilapidaron por no cumplir sus promesas de campaña.
Una parte de la sociedad que no se identifica con símbolos partidarios, expresa su descontento con el voto, no da un cheque en blanco, espera que las promesas de campaña, se cumplan y materialicen en políticas que lleguen para mejorar la situación económica real de la vida cotidiana. El fenómeno Milei expresa en gran parte el hartazgo y la desconfianza hacia una clase dirigente que se la paso poniendo escusas y desligándose de la gran responsabilidad que es gobernar un pais. Todavía falta para saber quien será el nuevo presidente del siguiente periodo en la argentina, pero lo que si queda claro, es que queda cada vez hay menos margen para el verso o los discursos políticos vacíos.