Por MARTIN LENCINA
Febrero fue el mes elegido para una oleada de aumentos, que cómo siempre tienen un efecto negativo en la gente común. A los aumentos del transporte, los combustibles, los útiles escolares, se sumó el aumento de la carne. Hoy un kilo de vacío o asado ronda entre los $2000 o $2400 en muchas carnicerías.
En un país productor de vacas, con tierras fértiles para su alimentación, la carne se la paga con precios de exportación. En casa de herrero cuchillos de palo. El ministro de economía Sergio Massa, que fue ungido cómo el gran salvador para frenar la inflación, por el Presidente Alberto Fernández y Máximo Kirchner, solo permitió aumentos «CONTROLADOS», y como política pública el famoso «PRECIOS JUSTOS». Los cuales solo se pueden conseguirse en las grandes cadenas de supermercados. Todos estos artículos sufren faltantes y solo se pueden comprar 2 por persona.
Que solo se puedan conseguir en los grandes supermercados, explica por qué en las carnicerías pequeñas la carne tiene el precio real que la mayoría de la gente paga. Y también pone en evidencia como el gobierno solo aplica políticas para beneficiar a las grandes empresas, perjudicando al carnicero de barrio que no puedo competir en precios. Tenemos un gobierno Nacional que libera el mercado y beneficia con sus políticas a las grandes empresas, dentro de este contexto y está lógica económica, los grandes perdedores son los pequeños comerciantes y la gente común.