¡No sé lo que Quiero, pero quiero derechos ya!

Los reclamos de derechos en la vía publica, que viola constantemente los derechos de otros

Por Ares Martin

Si vive o transita la interesante y caótica ciudad de Buenos aires, sería, por demás obvio, hablarle de lo complicado que es circular por los diferentes accesos y el centro porteño a la hora pico. Desde piquetes, marchas y, acampe; ya se nos hizo una costumbre que se naturalizo, ya es como parte de la tradición cultural, al igual que el dulce de leche, el tango, el futbol, etc. En dichas protestas, observamos los reclamos por mas planes sociales, trabajo, vivienda, entre otras cosas. Ahora, cuando los protestantes exigen porque son sus derechos: ¿Y las obligaciones? Hay una vieja frase que dice “Cada derecho tiene una obligación” y es porque a cada derecho fundamental que tiene cada ser humano le corresponde una obligación, no hay derechos sin obligaciones. Sé que me va a decir que es una obviedad esto que escribí recién, pero en la práctica no lo es, y más en nuestro país, que somos campeones del mundo en futbol y en neurosis social.

No solo el estado argentino no cumple del todo con sus obligaciones, por ejemplo: un ciudadano va a un hospital público, este tiene problemas edilicios o falta de insumos y de personal médico, esto es parte de nuestra realidad. También nosotros, los ciudadanos no cumplimos muchas veces nuestras obligaciones, no respetamos las reglas de tránsito (sea peatón o automovilista), no colaboramos con la limpieza (ni hablar de tirar la basura a la hora recomendada y menos en separar los residuos orgánicos con lo reciclables) y hasta para el derecho de la protesta no se respetan los derechos del otro, los movimientos sociales cortan el transito en determinados accesos perjudicando al trabajador/ra que quiere llegar en tiempo y forma a su destino.

Somos unos seres demasiados individualistas que tomamos nuestros derechos como “beneficios personales”, los cuales están por encima de los otros. Esto viene desde hace muchos años y nos ha convertido en unos de los manicomios más grandes del mundo con permanentes escenas bizarras y estrafalarias. Cuando vemos videos o imágenes de países como Suecia, Finlandia o Japón: nos asombramos por la disciplina y el orden que hay en estas sociedades, como argentinos observamos que hay un porcentaje importante de nuestro pueblo inmaduro, con una mentalidad rebelde e infantil.

Esta nota no tiene como finalidad recaer en el pesimismo y de que “somos insalvables como país” pero tenemos que concientizarnos y pensar más como comunidad.
San Francisco de Asís decía: Se empieza siempre por lo básico. Continúa con lo esencial, sigue con esfuerzo y poco a poco llegarás a donde pensabas que no se podía”

 

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